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21 fue apartado de la gente y recibió la mente de un animal; vivió entre los asnos salvajes y se alimentó con pasto como el ganado; ¡el rocío de la noche empapaba su cuerpo! Todo esto le sucedió hasta que reconoció que el Dios Altísimo es el Soberano de todos los reinos del mundo, y que se los entrega a quien él quiere.

22 »Sin embargo, y a pesar de saber todo esto, tú, hijo de Nabucodonosor, no te has humillado. 23 Por el contrario, te has opuesto al Dios del cielo mandando traer de su templo las copas para que bebáis en ellas tú y tus nobles, vuestras esposas y concubinas. Te has deshecho en alabanzas a los dioses de oro, plata, hierro, madera y piedra, dioses que no pueden ver ni oír ni entender; en cambio, no has honrado al Dios en cuyas manos se hallan tu vida y tus acciones.

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